Todos hemos pasado por el conocido sendero de la envidia, no es raro pasar por ese lugar, y algunos que por deporte solemos quedarnos a vivir hospedados unos días más.
Da envidia ver que el otro prospera, o cuando aquello que anhelabas el otro ya lo tiene, o cuando tanto te has esmerado por alcanzar un nivel, cuando nuestro "prójimo" ya está escalando el otro.
Pero cuando más me invade ese sentimiento, a la vez oigo la voz de la verdad que me recuerda que si quiero tener aquello que el otro ya obtuvo, no debo correr y tratar de alcanzarlo, más bien debo escoger ir tras mi relación con Dios, porque para ese entonces mi vida se ha comenzado a enfriar, así que:
Dios, permíteme estar más cerca a Ti, que ir detrás de las cosas que los demás alcanzan. Más bien prefiero ir detrás tuyo para no equivocarme en mis malos deseos, a los cuales soy muy propenso.
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Anonymous Confessions of a Lunatic Friend
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